La vida no es como una película donde las escenas pasan una tras otra, donde podemos evitar ciertos periodos, saltarnos unos cuantos años y caer en el aquel en el cual nuestra vida está a punto de mejorar.
Tenemos que vivir cada segundo y cada emoción, cada sentimiento por más aplastante que sea.
Y seguimos, aunque hayamos lastimado a quien más queríamos, y lo extrañemos tanto que el dolor en nuestro pecho es tan físico como cuando nos golpeamos alguna parte del cuerpo, o tan presente y molesto como cuando nos duele la garganta.
Seguimos aunque nos duela la garganta, pero por el nudo que nos impide pronunciar palabra.
Seguimos y seguimos y cada día es eterno, y cada día es más frío que el otro.
Seguimos aunque esa persona nos perdone y todo se sienta aún más triste que antes.
Seguimos y seguimos mal, porque no podemos perdonamos a nosotros mismos.
Ojalá la vida fuera una película porque ya no soporto seguir un día más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario